Sexo, dolor y lágrimas… Eso no me importa… ¡Pero no la hacienda alemana!

—Estás muy “retro” —me dijo una amiga hace unos días.

Y una de las razones era que estaba escuchando música de los noventa. La verdad es que me disponía a darle un último repaso a mi manuscrito antes de subirlo y esta situación me cayó en la cabeza como un trago amargo.

¡Los impuestos! Das Finanzamt!

Das Finanzamt traduciendo al español sería delegación de hacienda, la nacencia o la agencia tributaria. Es, en definitiva, la primera autoridad que te envía una carta cuando te mudas a cualquier parte de Alemania y te empadronas. Como esto no es algo que deba tomarse a la ligera en este país, me puse a averiguar qué hacer en mi caso. Y como me temía, no puedo vender legalmente novelas o relatos cortos si no me he dado de alta en Hacienda como autora independiente.

Estaba un poco enfadada conmigo misma porque no se me había ocurrido antes, y al final tengo que hacerlo porque la Agencia Tributaria alemana es una dominatrix o dominator con el que no quiero cruzarme y meterme en problemas tan íntimamente. 

Recuerdo que hace unos años una mujer que trabajaba por cuenta propia limpiando casas fue detenida por la policía porque no podía demostrar que había pagado sus impuestos mensuales. El juez la condenó a una multa de 7.000 euros y a unos años de cárcel, pero lo que no puedo quitarme de la cabeza es lo que el juez estaba enfatizando a la mujer y a todos los demás.

«La ignorancia no nos hace libres de nuestros errores».

Puede sonar duro, pero es cierto: vender un libro en Amazon sin estar registrado como autor autónomo sería una forma de trabajo en negro, por desastroso que parezca.

Entonces tendré que esperar un poco más, unos dos meses, porque ahora me voy al extranjero y me quedo un tiempo por asuntos personales. Pero en general, lo tendré todo listo el año que viene.

Que pases una buena Navidad y un buen año nuevo.